Casares...mis raices.

Publicado en por casares

 

rio bubal     Rio Bubal a su paso por Casares.

 

 

Hoy desde Barcelona, ciudad en la que vivo hace  40 años, toda una vida, recuerdo mi Casares, mi tierriña querida, siento morriña al recordar aquellos años de niñez y juventud.

 

Antes del fallecimiento de mi madre, todos los veranos ibamos a pasarlo a la aldea, en nuestra casa y a correr por los prados, soutos, lareiras con todos los niños de allí.

 

Nosotros vivíamos en Ourense, al terminar el colegio, finales de junio nos ibamos a pasar las vacaciones, que duraban unos tres meses en Casares y no volvíamos hasta septiembre.

 

 

A  24 km. de Ourense y a 70 de Lugo, esta situada, en la carretera N-540 y allí nací una noche del mes de Marzo..........

 

Con su peto de animas del siglo XVIII, de piedra granítica, la hornacina es de arco de medio punto, sin ninguna decoración. No conserva imagen. Sus hórreos típicos de granito y madera, para guardar el maíz, la mayoría de las veces. Sus casas al lado de la carretera, granito,teja ,madera, y balcones con rejas de hierro. La Directa, coche de linea de Orense a Lugo.

 

Su agricultura: Cereales, maíz, trigo o centeno, patatas ... muchas castañas.

 

La ganadería: Vacas, terneros y, por esto su carne de ternera gallega, es de lo más valorado de Galícia. La carne de ternera de Casares es mantequilla pura... Cerdos de raza, caballos, y algunas obejas y cabras.

 

Casares, huele a castaños, arboles que se encuentran en los grandes soutos,  a ginesta , xesta, a hiervas aromáticas, romero, tomillo........... y en la ladera del río, esta llena de abedules, en gallego amieiros, helechos....

 

El rio Bubal es un afluente del miño, rio truchero, de truchas asalmonadas que mi padre pescaba como ningún. Siempre nos contaba, que cuando nosotros le pediamos ir con él a pescar, pocas veces, le decia a mi madre que nos pusiese ropa oscura, ya que la trucha cuando te acercas a la orilla del rio ve, mientras que los peces ollen. Esto desde pequeña, siempre me llamó mucho la atención, y ahora ya persona adulta, cuando tengo la ocasión de comprobarlo, lo hago,  resulta....que es verdad.

 

En Casares, siempre se habló gallego, mis padres entre ellos lo hablaban, menos nosotros que como viviamos y estudiabamos en Orense hablabamos castellano. Aunque tengo que aclarar, que como cada verano lo pasabamos allí, lo aprendí jugando con los niños. Hoy cuando voy me fluye el gallego cuando saludo a todos aquellas personas que hoy son hombres y mujeres mayores. Siento que nací allí, una corriente que sale de dentro de aquella tierra que me comunica con la naturaleza. Panteistas somos los gallegos, sentimos la tierra, el agua, el viento, por eso siempre adoramos nuestra preciosa  terriña. 

 

En Casares tengo enterrados a mis padres. Es el cordón umbilical que me une a Galicia, y si puedo,  suelo ir una vez al año, al panteón del cementerio de Carballedo. Todavía conservamos las tierras que hemos heredado de mi madre.

 

Os quiero padres. AFigueiral.

 

Marzo 2.011      

 

 

Quizá los gallegos somos un poco morriñentos y un poco especiales en estas cosas y probablemente lo somos porque tenemos una naturaleza que nos rodea, que nos devora, somos parte de la naturaleza, cosa que no es normal en otros lugares. La naturaleza rural gallega, sobre todo, es de tal potencia que uno forma parte de ella. Uno abandona una casa quince días para hacer un viaje y cuando vuelve no puede entrar porque las raíces, las ramas y los árboles no se lo permiten. Es decir, esa forma de estar pegado a la tierra es una forma de panteísmo también.

 

Por tanto, la convivencia con la naturaleza es tan intensa que esa forma de nostalgia o de morriña o de saudade, como decimos nosotros, en diversos matices, es quizá una forma de panteísmo,una forma de añorar esa forma de estar pegado al mundo natural. Y ese motivo nos une a otro tipo de poéticas de similares características.

 

 

 

 

 

      Santuario de Nuestra Señora del Cristal

 

 

 

Manuel Curros Enriquez

 

El ejemplo del santuario de Nuestra Señora del Cristal en la villa de Vilanova dos Infantes, de la provincia de Orense, puede servir para comprender esta creencia. La iglesia guarda entre sus reliquias una piedra cristalizada caída del cielo en una tormenta de granizo y lo sorprendente es que, en su interior, se puede observar la perfecta figura de una virgen. A tal punto es la influencia de estos elementos para la devoción, que el propio escritor gallego Manuel Curros Enríquez, anticlerical hasta el tuétano, escribió unas de las poesías gallegas más bellas en esa lengua y de carácter religioso: A Virxe do Cristal (La Virgen de Cristal).

 

  Panteístas científicos

 

 

 

 

 

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